Sea bienvenido a este estudio que tiene por propósito, siempre con la bendición de Dios, conocer el significado de la iglesia desde el paradigma bíblico. A través de este estudio, usted podrá conocer la definición del término, su uso tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, y las implicaciones que tiene para la vida del creyente.
A continuación se expone una tabla resumen de los contenidos que se van a exponer en el presente estudio:
Apartado | Descripción del Contenido |
1 | Definición del término a la luz de la Biblia |
2 | La implicación del llamado de la Iglesia |
3 | La dimensión de la iglesia a través del tiempo |
4 | La organización de la iglesia |
5 | Los Ministerios en la iglesia y las funciones de la misma |
1- Definición del término a la luz de la Biblia
La palabra “Iglesia” tal y como se conoce en castellano, es un término que viene de la traducción del idioma griego utilizado en el Nuevo Testamento. Este término es “Ekklesia”, el cual fue traducido del hebreo original “Qhal”.
Ambos vienen a referirse a “una asamblea o compañía de personas”, y en ambos Testamentos se acepta esta idea. De hecho, hay muchas similitudes en el uso que se le da al término a lo largo de la Biblia, bien sea en los tiempos veterotestamentales como neotestamentales, las cuales pueden resumirse en los siguientes 3 puntos:
– Si bien la palabra tiene una connotación neutra que se puede referir tanto a reuniones religiosas como seculares, lo esencial es que “Qhal/Ekklesia/Iglesia”, en su contexto es una “una asamblea o compañía de personas”, tal y como se dijo anteriormente.
– Aquellos que se reunían eran citados o convocados de sus respectivas ocupaciones por un heraldo y con una razón específica. Recuérdese que en Antiguo Testamento, el pueblo se reunía al sonar de la trompeta con la llamada a reunión (Números 10:2 y 7).
– Aquellos que se reunían lo hacían en respuesta a la llamada de una autoridad, la cual tenía la potestad de requerir la presencia del pueblo.
De los puntos anteriores se destacan tres conceptos; estos son el de asamblea, convocación y autoridad. Esto lleva a la aceptación del hecho de considerar a la iglesia como una comunidad de personas que son llamadas, reunidas o convocadas con un propósito específico por la máxima autoridad posible, esto es, Dios mismo.
2- La implicación del llamado de la iglesia
Como todo toque de trompeta que da instrucciones a quien la escucha, el llamado de Dios a su pueblo tiene una serie de implicaciones que afecta a la vida de cada creyente.
Por un lado es un llamado a salir. Basta con leer los primeros libros de la Biblia para darse cuenta de que Dios llama a sus escogidos para salir del lugar en el que se encuentran ya que éste reúne unas condiciones perniciosas que no son deseables. Comenzando desde Abram, el cual fue liberado de la influencia pagana de Mesopotamia para ser guiado hasta la tierra de Canaán, hasta llegar al pueblo de Israel, el cual fue liberado de la esclavitud de Egipto para ser llevado a “tierra que fluye leche y miel”.
En este instante, es preciso recordar la analogía simbólica que existe entre Israel = pueblo de Dios, Egipto = Lugar de esclavitud y pecado, faraón = satanás. De esta forma, un creyente contemporáneo puede entender que así como en el Antiguo testamento, Israel fue liberado de la tierra de esclavitud y del yugo de faraón por la mano poderosa de Dios, su misma persona en el Nuevo Testamento ha sido liberada de la vida de pecado controlada por satanás, gracias a la sangre poderosa de Jesucristo.
Esto es esencial para comprender la conexión existente entre Israel como el pueblo escogido por Dios en el Antiguo Testamento, y el creyente, como parte del pueblo de Dios por medio de la obra expiatoria de Cristo Jesús en el Nuevo Testamento.
Por otro lado, se encuentra que la finalidad del llamado a salir de la vida de pecado no es otra sino tener comunión con Dios. En este apartado es necesario dejar claro que Dios no rescata a las personas porque necesite algo de ellas. Dios es soberano, autoexistente y autosuficiente, es decir, Él gobierna, existe sin necesidad de nadie más y se mantiene sin necesidad de la ayuda de nadie. Él no necesita a nadie ni de nadie para ser quien es.
Otra cosa distinta es que, en base a su amor y bondad para con su criatura, desee tener comunión con el hombre, disfrutar con él de las cosas creadas y hacerle partícipe de su plan de acción universal. Dios desea la amistad con el hombre así como la obtuvo con Abraham cuando fue llamado “amigo de Dios” (Santiago 2:23).
Otra consideración a tener en cuenta es que los miembros de la iglesia son llamados a estar juntos, lo cual implica que debe haber comunión entre los creyentes como fruto de la comunión que primero emana del creyente con Dios. Esto puede verse en los tiempos de la liberación de Israel de Egipto, de forma que los israelitas dejaron de ser una masa de esclavos en el que cada uno tenía la libertad de actuar por su cuenta para ser un pueblo unido, una congregación de hermanos. En aquellos tiempos, a Israel se les dio un líder, un propósito y unas leyes que les ayudarían. Todos participaron en la Pascua libertadora, en el bautismo del mar Rojo y compartieron del mismo alimento y bebida espiritual (1 Corintios 10:1-4). Considérese en este punto que, si bien el individuo era importante en la comunidad, era la comunidad en sí misma la entidad con la cual Dios estableció el pacto. Esto dejaba fuera del panorama cualquier tipo de individualismo, siendo que el creyente debía actuar como un miembro de la comunidad y no como un ente ajeno a la misma.
Finalmente, es necesario considerar que la congregación fue llamada a una tierra de promesa. Si bien es cierto que la simple liberación de Egipto era razón más que suficiente para dar gloria a Dios, Él no se conformó con liberarlos del yugo de la esclavitud, quiso llevarlos a una tierra que fluye leche y miel.
Si bien la meta era altamente deseable, previamente debían sufrir los dolores de parto de la liberación, las dificultades de la travesía en el desierto así como las batallas y peligros de la conquista. El pueblo de Israel debía avanzar cualesquiera fueran las circunstancias, siguiendo siempre la gloria de Dios, siendo extranjeros y peregrinos en todo tiempo (Hebreos 11:13) más conscientes de que eran el pueblo escogido de Dios, consagrados, dedicados y apartados para Él.
El párrafo anterior sirve de analogía para la iglesia de Jesucristo, la cual, de igual forma que el Israel del Antiguo Testamento, sigue la estela de la luz Divina durante el caminar en la tierra. Apartados para Dios y dándole gloria aun durante las adversidades de la peregrinación hasta la tierra prometida, la presencia de Dios.
3- La dimensión de la iglesia a través del tiempo
Es típicamente aceptado, por la comunidad cristiana contemporánea, el hecho de que la iglesia neotestamentaria fue establecida en el día de Pentecostés con el derramamiento del Espíritu Santo entre los hermanos.
Anteriormente, se puede observar que la iglesia del Antiguo testamento reunía los requisitos de ser llamados por una autoridad, tener un propósito o llamado y ser una comunidad de personas, de hecho, estos requisitos ya se cumplían en la familia del patriarca Abraham.
Así, se puede considerar al pueblo escogido por Dios en el Antiguo Testamento como parte de su “Ekklesia” o “Qhal”, los cuales tenían su fe puesta en el Mesías ya prometido en los tiempos antiguos (Génesis 3:15). La diferencia entre los creyentes del Antiguo Testamento y los del Nuevo, no radica en los requisitos para formar parte de la comunidad sino en el hecho de que los primeros miraron hacia el futuro en dos etapas, esto es, una para la primera venida del Mesías prometido y otra etapa del cumplimiento de las promesas. Por su parte, la Iglesia del Nuevo Testamento mira hacia atrás a las obras del Mesías prometido durante su ministerio a la vez que mira hacia delante esperando su segunda venida y las promesas de “cielos nuevos y tierra nueva”. Esto se puede ver mejor si se consideran los tres puntos aclaratorios:
– Cristología de atrás: Todo lo que tiene que ver con el ministerio profético acerca del Mesías prometido. Esencialmente se relaciona con los creyentes del Antiguo Testamento, los cuales vivieron en primera persona el anuncio del Mesías Libertador.
– Cristología de abajo: Relacionado con la encarnación de Jesucristo, su autovaciamiento o “kenosis” (Filipenses 2:6-11) en forma de humillación para hacerse humano siendo Dios a la vez, y su ministerio terrenal, el cual dio testimonio de la veracidad de lo anunciado por los profetas.
– Cristología de arriba: Apartado que cubre el estudio de la exaltación de Jesucristo como Dios en autoridad y eminencia.
Dicho lo anterior, y considerando las dos grandes dimensiones de estudio aceptadas, se considera la iglesia de Dios como universal, la cual afecta a todos los creyentes de todos los tiempos con independencia del lugar del mundo en el que han llegado a creer y convertirse a Dios. Esto implica que los creyentes del Antiguo Testamento son llevados al mismo lugar de reposo tras la muerte que los creyentes del Nuevo Testamento, y si bien se puede observar el uso de términos distintos como “el seno de Abraham”, “se reunió con sus antepasados/padres”, etc… se acepta que todos ellos se refieren a la presencia de Dios.
Por otro lado, la iglesia debe considerarse como una entidad de carácter local, la cual provee de los medios de comunión, adoración y crecimiento del cuerpo de los creyentes ubicados en una misma región. Esto es ampliamente aceptado cuando la Biblia habla de la iglesia de un determinado lugar y no de otro. Es el caso de la iglesia de Jerusalén (Hechos 8:1), Antioquía (Hechos 13:1), Éfeso (Hechos 20:17), Galacia (Gálatas 1:2) y otras tantas; las cuales, aun siendo entes locales, no dejan de formar parte del ente mayor que es la iglesia universal. A continuación, y como aportación extra a lo dicho con anterioridad, se adjunta una tabla comparativa entre la iglesia universal y la local.
Semejanzas y diferencias entre la iglesia universal y la iglesia local | |
Universal | Local |
Compuesta por personas | Compuesta por personas |
Incluye a todos los que son de Cristo. No hay incrédulos entre ellos. | Incluye a todos los que son creyentes aunque también puede haber no creyentes en sus lugares de reunión |
Su extensión no se limita ni a un periodo de tiempo ni a una ubicación en el espacio | Está limitada a un periodo histórico a la vez que a un espacio en la cual está ubicada |
Es visible sólo cuando se expresa de forma local. No se puede ver a los creyentes de todos los tiempos pero sí se puede ver los creyentes de una congregación | Cada una es visible dentro del periodo histórico y la ubicación que le corresponde |
Es la estructura escogida por Dios para dar cumplimiento a sus propósitos | Es la estructura escogida por Dios para dar cumplimiento a sus propósitos, esto incluye la edificación de los creyentes a nivel local |
4- La organización de la iglesia
Al hablar de organización de la iglesia, se hace referencia al marco que une a personas diferentes con el propósito de alcanzar una meta común. Usando una analogía, sería como el caso de un edificio que necesita ser construido. Para ello será necesario que unos pongan los cimientos y hagan un buen encofrado, otros pongan ladrillos que constituyan las paredes, otros pongan las tejas que lo protejan de la lluvia, otros pinten la fachada y así sucesivamente hasta que el edificio es construido por completo.
De lo anterior se extraen varios principios a considerar. El primero de ellos que la organización está compuesta por personas, las cuales realizan tareas para alcanzar una meta común.
Las personas son el bien activo más preciado de la iglesia ya que ellas son las receptoras de la gracia de Dios y el medio que Él utiliza para llevar a cabo sus propósitos. Ellas pueden tener orígenes diversos, trasfondos variados y personalidades distintas pero todas son uno por medio de la fe en Cristo Jesús.
De la composición de la iglesia, esto es, las personas, se extrae el siguiente aspecto a considerar, su funcionamiento. La iglesia es una asamblea de personas que se comportan y funcionan como un organismo vivo. Esto implica la existencia de interrelaciones entre sus miembros y la dependencia de alguien que les sustente unidos, en este caso el Espíritu Santo.
Considerar que la iglesia de Cristo es un organismo vivo es asumir que cada uno de los miembros de la asamblea son un miembro del cuerpo de Cristo, tal y como el apóstol Pablo declaró en 1 Corintios 12. Aludiendo a la analogía bíblica, no resulta difícil imaginar ciertas cuestiones que merecen la pena considerar:
- Los miembros están unidos los unos a los otros y esto es lo correcto. Todos los miembros son nutridos por el Espíritu Santo así como el pámpano se mantiene vivo al recibir la rica sabia de la vid (Juan 15:1-8).
- Los miembros que se empeñan en vivir al margen del resto del cuerpo no están viviendo en obediencia a lo establecido por Dios pues un miembro cercenado del cuerpo no puede sino secarse.
- Los miembros deben estar unidos y procurar el crecimiento conjunto de todos, de forma que no haya miembros hipertrofiados ni atrofiados (1 Pedro 2:5).
Finalmente, el tercer aspecto a considerar en cuanto a la organización de la iglesia es su estructura.
Como toda organización que se precie, la iglesia también tiene una estructura. Ésta cumple las funciones de proporcionar orden en el repartimiento de las tareas y la dirección del rumbo que tomar a fin de que la iglesia de Cristo no sea una asamblea caótica de personas en el que impere la incertidumbre y el descontrol.
De esta manera la iglesia se compone de un liderazgo y una membresía, o como el apóstol Pablo decía, colaboradores y labranza (1 Corintios 3:9). En cuanto al liderazgo de la iglesia, éste lo componen aquellas personas escogidas por Dios para ocupar puestos de pastores y/o ancianos. La Biblia utiliza términos como presbiterio, ancianos, obispos o pastores para designar a las personas escogidas para realizar tareas específicas dentro de la iglesia. Estas tareas pueden ser de liderazgo, enseñanza, intercesión, gestión de recursos y otros.
Por otro lado están los diáconos, que son aquellas personas designadas por Dios para servir en distintas áreas de la iglesia, esenciales para su funcionamiento y sostenimiento. Los diáconos contribuyen con su esfuerzo para aliviar la carga del liderazgo y permitir así que éste se centre en tareas esenciales como son la predicación de la Palabra de Dios y la oración.
Históricamente, tal y como puede verse en el capítulo 6 del libro de Hechos, siempre ha estado el problema de involucrar al liderazgo en tareas que, aun siendo esenciales también, pueden servir de excusa para que la predicación de la Palabra de Dios y la intercesión por los perdidos disminuya su intensidad. Es por esto que Dios establece una estructura en la que cada uno de los miembros de la iglesia desarrolla el rol que se le asigna a fin de que ninguna tarea quede sin atender ni pierda fuelle por el camino.
Finalmente se encuentran los miembros, los cuales forman parte activa de la composición de la iglesia universal. Éstos son aquellos que están en proceso de crecimiento del fundamento de su fe mientras participan en tareas necesarias para el funcionamiento de la iglesia, si bien no ocupan puestos de responsabilidad ministerial.
Dicho lo anterior, es preciso hacer mención que, si bien la iglesia tiene una estructura para su funcionamiento, todos los miembros han sido capacitados con dones dados por Dios (Efesios 4:8) y en dignidad ninguno es más digno delante de Dios que el otro. En este caso, la diferencia entre unos y otros radica en lo desarrollados que tienen esos dones con el uso y la madurez que cada miembro ha alcanzado para ocupar tareas de mayor responsabilidad e implicación. Obviamente, considérese que no todos los creyentes son llamados para un mismo cometido pues Dios reparte dones a cada uno conforme a su voluntad, y de igual forma llama a unos para un rol y a otros para otro (Efesios 4:11).
5- Los Ministerios de la iglesia y las funciones de la misma
Para comenzar, es necesario decir que un “ministerio” es básicamente un “área de servicio” dentro de la iglesia. Vendría a ser una parcela acotada que reúne ciertas características que sirven para el sostenimiento de la iglesia o para el cumplimiento de las misiones que le han sido asignadas por Dios.
De esta forma se pueden diferenciar dos tipos de ministerios, el interno y el externo. Al mencionar al ministerio interno de la iglesia se está haciendo referencia a aquellas áreas en las que los creyentes se ministran los unos a los otros, en cambio, el ministerio externo de la iglesia hace referencia a la ministración de los incrédulos por parte del cuerpo de creyentes.
Comenzando a desarrollar ambos ministerios, y teniendo en cuenta de que el estudio de los mismo puede abarcar muchas más páginas de las que se van a exponer aquí, se hace preciso llevar un orden. En este caso se comenzará a describir lo que sucede de puertas para adentro en la iglesia, es decir, el ministerio interno.
Al hablar de ministerio interno, se hace referencia a dos de los 4 pilares esenciales y que constituyen las 4 misiones esenciales de la iglesia. En este caso se habla de:
- Glorificar a Dios: En aceptación de lo revelado por Dios a su pueblo, los creyentes expresan gratitud en múltiples formas, como señal de agradecimiento por lo recibido y exaltación de la grandeza, dignidad y majestad de Dios (Salmo 86:12).
Esto puede materializarse por medio de la alabanza durante los tiempos de comunión con los hermanos y/o la adoración privada o pública. Glorificar a Dios también afecta al modo de vivir del creyente, el cual es ejemplo viviente del poder transformador del evangelio (Romanos 12:1). De esta manera, el creyente es transformado de una vida de corrupción por causa del pecado a una vida de piedad que glorifica a Dios por medio de la verdad de Cristo (Tito 1:1).
- Edificar a la iglesia: Como evidente consecuencia dela conversión de los creyentes, éstos tienen la necesidad de ser transformados a una nueva forma de vivir, la cual implica un entendimiento distinto de la vida, dejando atrás la forma mundana de caminar para vivir en comunión con Dios.
Para esto se hace necesario que por medio de la predicación y estudio de las Sagradas Escrituras, los creyentes que conforman la iglesia sean edificados y purificados como parte del proceso conocido como “santificación”, mediante el cual cada creyente es conformado a la imagen de Jesucristo (Romanos 8:29).
En lo tocante al ministerio externo de la iglesia, se hace referencia a las siguientes misiones principales:
- La evangelización del mundo: Esto no es otra cosa sino el compartir las “buenas nuevas” por medio del evangelio, el cual se refiere a la concesión de salvación para el creyente arrepentido por medio de la fe común en Jesucristo.
Esto implica el cumplimiento de la Gran Comisión, proclamada por Jesús en Mateo 28:19-20, el cual manda a todo creyente que haga partícipe al mundo de la noticia de que Jesús es el Señor y Éste ofrece salvación a todo aquel que a Él cree.
La evangelización del mundo implica compartir el amor de Dios por la humanidad que primeramente ha sido experimentado por el creyente, el cual se moviliza para que otros en su misma condición pasada, puedan ser coherederos de la salvación.
- Las obras de compasión: Esta incluye una vida piadosa basada en buenas obras al prójimo como expresión del amor de Dios hacia ellos. Incluye obra social en lo tocante a la atención de los colectivos más necesitados, y la ayuda a aquellos sectores de la sociedad que pos su especial vulnerabilidad necesitan de un apoyo extra.
Expuesto o anterior, debe tenerse en cuenta las siguientes consideraciones:
- No todas las iglesias aceptan que las misiones de la iglesia sean 4. Algunas las resumen en 3 e incluyen las obras de compasión dentro de las demás, aunque en el presente estudio se ha considerado que doctrinalmente es más acertado incluirla como parte del ministerio externo de la iglesia.
- Aun habiendo 4 misiones principales, éstas están constituidas por misiones subsidiarias. Así por ejemplo, la enseñanza de las Escrituras implica la formación de grupos específicos como matrimonios, familias, jóvenes, etc… Por otro lado, la evangelización del mundo implica tanto el envío de misioneros al campo misionero como el testimonio personal del resto de creyentes en su entorno más cercano.
- Todas las misiones, aun considerándose independientes, están interrelacionadas entre sí. De esta forma estudiar la Palabra de Dios, evangelizar al mundo y hacer obras de compasión son formas de adorar a Dios. De igual forma, Vivir en adoración constante, formarse en las Escrituras y mostrar amor al mundo son formas de evangelización y así sucesivamente.
Llegados al final de este estudio, deseo que haya sido bendecido con el mismo y que su vida sea edificada para la gloria de Dios nuestro Padre por medio de la fe en nuestro Señor Jesucristo y su Santo Espíritu. Amén.