MENÚ CONCEPTUAL
1- ¿Qué es la tentación y quién es el tentador?
2-¿De dónde viene la tentación?
3- Formas de tentación
3.1-Personajes que fueron tentados
4- Analizando la tentación de Jesús
5- Preguntas frecuentes
5.1- ¿Podemos ser tentados cuando más fuertes estamos?
5.2-¿Puede alguien cercano servirnos de elemento tentador?
5.3- ¿Cómo vencer la tentación?
1-¿Qué es la tentación y quién el tentador?
En el sentido amplio, significa probar a alguien, con objeto de poner de manifiesto sus disposiciones, actitudes o habilidades reales más allá de las apariencias.
La tentación puede entenderse de dos formas:
– Bien como una prueba que Dios permite que tiene una finalidad pedagógica.
– O como una seducción que nos lleva a pecar (atiende a los deseos oscuros del corazón del hombre)
Está claro que esta segunda clase siempre es llevada a cabo por satanás, el tentador. De él dice la biblia que es como león rugiente que anda merodeando en busca de quien devorar (1 Pedro 5:8), también dice que es el que nos pone asechanzas (Efesios 6:11), hace que caigamos en tentación y lazo (1 Timoteo 6:9) e incluso puede entrar en las personas y tentarles para hacer lo malo como podemos ver en Juan 13:2 cuando entró en Judas Iscariote para traicionar al Señor o cuando entró en Ananías para que engañase a los hermanos de la iglesia primitiva respecto a la venta de sus tierras en Hechos 5:3.
2-¿De dónde viene la tentación?
En su origen, sabemos que el pecado del hombre viene a raíz de lo sucedido en el Edén entre Adán, Eva y la serpiente, pero antes del pecado vino la invitación a pecar. La tentación.
Antes de llegar a una conclusión al respecto del asunto, vayamos a Génesis 6:5 (“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”). Leído el versículo nos damos cuenta de la naturaleza oscura de los pensamientos humanos desde el pecado de Adán y Eva que en mayor o menor medida nos impulsa a hacer lo malo.
Si analizamos nuestro interior de una forma sincera, encontraremos que todos tenemos pensamientos, ideas, intenciones, motivaciones o apetencias que nos empujan a hacer lo contrario a lo que Dios enseña en Su Palabra. De esta forma, bien cuando un hermano o cualquiera de nosotros reconoce que nunca piensa nada malo, lo que está haciendo de forma rápida es reconocer que es o somos mentirosos pues viendo lo dicho anteriormente así como lo que dice Romanos 3:10 (“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno)
No es de desechar la certeza de que satanás está detrás de las tentaciones del hombre pero no olvidemos esto último que hemos leído en Génesis ya que si leemos Santiago 1:14 (“Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”), nos damos cuenta de que la tentación se origina en el interior del hombre; tanto en el corazón como ese impulso que nos mueve y energiza, como en la mente como ese centro planificador de conductas (positivas o negativas) ya que la mente es el hogar de los pensamientos.
De esta forma, satanás tan solo tiene que ofrecernos o sugerirnos aquello que en nuestra mente y corazón ya hemos codiciado y el camino hacia el pecado estará libre.
No obstante, al margen de lo citado anteriormente, no quiero despedir este apartado sin mencionar el versículo 15 de lo leído en el párrafo anterior para que entendamos lo peligroso que puede resultar dar rienda suelta a nuestros pensamientos o concupiscencias.
Santiago 1:15 -> “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”
3-Formas de las que podemos ser tentados.
Posiblemente, el ejemplo más claro de cómo puede presentarse el diablo en forma de tentación se recoge en Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13; Marcos 1:12-13, y hace referencia a cuando Jesús es tentado en el desierto. No obstante, vamos a dejar este ejemplo para analizarlo detalladamente al final del estudio y vamos a comenzar con otros ejemplos más sencillitos de entender para ir abriendo apetito.
Si vamos a 1 Juan 2:15-16 (“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre sino del mundo.”), encontramos las claves que necesitamos conocer para entender de qué forma podemos ser tentados.
Por ahora lo vamos a ver todo un poquito por encima para que vayamos cogiendo los conceptos precisos para entender de qué forma fue tentado Jesús y lo maravillosa y veraz que es la Palabra cuando dice en Hebreos 4:15 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.
Si volvemos a 1 Juan 2:15-16 y hablamos de los deseos de la carne, vemos que la Palabra se refiere a esas necesidades biológicas o fisiológicas que todos tenemos y que son necesarias para poder seguir viviendo como puede ser la necesidad de comer, dormir, beber, relaciones interpersonales, etc… También nos habla de los deseos de los ojos, como ese afán por poseer y acumular cosas que todo hombre tiene. Poniendo un ejemplo, tratemos de imaginar un bebé que llora cuando ve un juguete en el escaparate de una tienda para que sus padres se lo compren. Ellos, apelando al amor que tienen por su hijo se lo regalan y el bebé para de llorar por un instante pero tras haber caminado varios cientos de metros y pasar por delante de otro escaparate, el bebé vuelve a llorar. El motivo del llanto es nuevamente poseer aquello que acaba de ver y que no puede alcanzar pero lo quiere poseer, quiere que sea suyo.
Finalmente nos habla de la vanagloria de la vida, refiriéndose a esa fuerza interior que posee la mente y la voluntad del hombre y le empuja a llegar lo más alto posible sin que importe a quien haya que quitar por el camino o qué cosas tenga que hacer para alcanzarlo. Esto tiene que ver con las ansias por alcanzar el máximo estatus social, de forma que nos convenzamos de estar en la parte más alta del estrato social.
Es curioso observar que estos tres aspectos de la tentación se vienen repitiendo en diferentes personajes desde el inicio de los tiempos. Si vamos al libro de Génesis 3:6, nos encontramos que Eva fue tentada o seducida de estas tres mismas formas.
Génesis 3:6 -> “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…”
Pudiera ser curioso que lo que Juan dijera en el primer siglo después de Cristo coincidiese con lo sucedido en el origen del mundo pero si caemos en la cuenta de que las cosas de Dios no son por casualidad, entenderemos que Dios trata de enseñarnos algo con todo esto. Veamos qué es.
Una vez más, Eva es tentada en sus necesidades físicas; pues vio que el fruto era bueno para comer y olvidando que a su alrededor tenía una infinidad de frutos distintos a ese, decidió comer del que Jehová le había prohibido taxativamente. Al ver lo hermoso que era el fruto, Eva lo codició en su corazón y quiso demostrar que tenía acceso al fruto, es decir, que tenía capacidad para poseerlo y tomar de él. Así como sucede en el ejemplo que hemos visto con anterioridad del bebé, Eva quería poseer ese juguete nuevo que satanás acababa de mostrarle.
Finalmente, el orgullo y la vanagloria fue lo que movieron el corazón de Eva a tomar del fruto prohibido. Satanás le estaba ofreciendo la oportunidad de ser igual a Dios en cuanto al conocimiento del bien y del mal, es decir, les brindaba la opción de desligarse de la relación de dependencia con Dios y eso le seducía bastante, tanto que finalmente accedió al ofrecimiento de la serpiente con las consecuencias que tuvo para toda la humanidad, consecuencias que todos conocemos de sobra. La caída del hombre.
Curiosamente, el lema comercial que utilizó la serpiente para que Eva y Adán comprasen su producto fue el darles a entender que comiendo del fruto encontrarían la sabiduría pero precisamente, al obedecer a la serpiente y desobedecer a Dios hicieron lo más insensato que podrían haber hecho. Eva buscó la sabiduría de una forma equivocada, por el camino del pecado. Precisamente si hubiera controlado su conducta habría alcanzado más sabiduría que comiendo del fruto pues todos sabemos lo que dice Pro.1:7 (“El principio de la sabiduría es el temor a Jehová”) y sabemos que el temor de Dios es guardar sus mandamientos.
Vistos los dos ejemplos que la Palabra nos enseña, podemos concluir que son tres aspectos primordiales en los que podemos ser tentados:
– Deseos por “necesidades físicas”
– Deseos por “posesiones materiales”
– Deseos por “vanagloria de la vida, orgullo y soberbia”
En el caso de Eva, como más adelante veremos también al estudiar la tentación de satanás a Jesús en el desierto, encontramos las tres fuentes de tentación a la vez en una misma situación pero esto no tiene por qué ser siempre así. Es posible que en una situación determinada sólo seamos tentados en uno de estos aspectos, quizá en dos a la vez o puede que la tentación se presente en sus tres formas distintas y aunque evidentemente la dificultad a resistir la prueba será distinta dependiendo el número de aspectos que intervengan en la tentación, la solución para todas ellas es la misma: Resistir.
3.1- Personajes que fueron tentados
– Pecado de David (satisfacer placeres físicos) (2 Samuel 11:2-4a)
“Y sucedió que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, se paseaba por el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba lavando, la cual era muy hermosa. Y envió David a preguntar por aquella mujer. Y le dijeron: Aquella es Betsabé, hija de Eliam, esposa de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó…”
Todo se inició en la mente de David. Al ver a Betsabé se imaginó compartiendo y disfrutando de su hermosura en el lecho real, permitiendo que la idea de tomarla fuese cobrando fuerza en su cabeza. Poco a poco, los pensamientos pecaminosos fueron ganando fuerza sobre aquellos que deberían haberse impuesto como: “No debo hacerlo, es la esposa de Urías” “Si lo hago desagradaré a Dios” “Mi pecado traerá consecuencias tanto a mi vida como a la de las personas de mi entorno”.
De la misma manera, conforme dejamos que nuestros pensamientos inclinados a lo pecaminoso (a lo malo) ocupen el lugar de aquellos que son inclinados a lo santo, nos encontraremos en una situación que hará que cada vez sea más fácil pecar y al leer de nuevo Santiago 1:15 (“Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”) retomamos la importancia de controlar nuestros pensamientos.
-Pecado de Acán (Querer más posesiones) (Josué 7:20-25)
Para meternos en contexto, simplemente diré que hablamos de los tiempos en los que Israel entraba en posesión de la tierra prometida. Antes de ello, y en previsión de lo que podría suceder, Jehová mandó a la nación de Israel que no se contaminase tomando de las riquezas de los pueblos enemigos conforme iban derrotándolos y poseyendo sus tierras, sólo se les permitía poseer aquellas cosas que Dios había establecido de una forma muy concreta.
Tras una derrota militar de Israel, Josué se postra ante Dios y le pregunta el porqué de la derrota. Dios le hace entender que el motivo es que en Israel se había robado de las riquezas que las naciones habían destinado a los ídolos y que habían convertido esas riquezas como parte de las suyas propias.
El encargado de llevar a cabo tal pecado fue Acán, que al ver lo bonito, reluciente y preciado de las riquezas que habían obtenido como botín las codició en su corazón y robó una parte de ellas.
Como se puede leer unos versículos más adelante, el pecado de Acán nos enseña las importantes repercusiones que tiene el pecado sobre la vida de las personas que estén en nuestro entorno y es que 36 israelitas fueron muertos por los enemigos porque Dios había retirado Su apoyo a Israel así como toda la familia del propio Acán, y sus pertenencias, fueron exterminadas de entre el pueblo israelita.
-Pecado de Abimelec (Vanagloria de la vida y orgullo) (Jueces 9:2)
Para ponernos en contexto, Abimelec era hijo de Gedeón en los tiempos de los “jueces”. Cuando Gedeón regresó de la guerra contra los madianitas, el pueblo israelí le ofreció el señorío sobre toda la nación como reconocimiento de su liderazgo. Dicho reconocimiento implicaba un pacto generacional en el que heredero tras heredero, la sangre del linaje de Gedeón señorearía sobre Israel.
El notable líder declinó la oferta en pos de que fuese Jehová el único Dios y Señor de Israel, decisión que cerraba la puerta a cualquiera de sus hijos a convertirse en señor de Israel en alguna ocasión futura.
A pesar de haberlo rechazado, Gedeón seguía siendo la persona más notable e influyente de la época, lo cual dotaba a todos sus hijos de cierto grado de distinción. Suponemos que esa “fama” era más o menos bien llevada por sus 71 hijos, aunque había uno de ellos al que le gustaba la idea de señorear sobre Israel y al que no debió hacerle demasiada gracia que su padre rechazase la oferta del pueblo. Su nombre era Abimelec.
Cuando su padre murió, se encargó de sembrar discordia entre el pueblo y echar mano de sus influencias para dar forma al plan que había iniciado en su cabeza, (todo pecado y mala acción se inician en la mente) quería ser rey. Para ello mató a 69 de sus 70 medio hermanos (Jotam escapó de sus garras) y se auto-proclamó rey.
El orgullo, la soberbia y la vanagloria de la vida llevaron a Abimelec a cometer los más viles actos contra su propia sangre con tal de verse convertido en rey, es decir, con tal de ocupar el lugar más elevado de la sociedad israelí. No la satisfacía la idea de ser hijo de una de las concubinas de su padre ni se conformó con ser uno más de los hijos de Gedeón, quería llegar a lo más alto.
Más tarde, y cumpliendo con lo que dice Prov. 16:18 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”, Abimelec fue muerto de manos de una mujer (aunque fue su propio criado quien le remató), constituyendo lo que para él era la muerte más deshonrosa que pudiera existir.
No nos equivoquemos, la Palabra está llena de ejemplos en la que vemos la voluntad de Dios por prosperar nuestro camino (Prov: 20:13 / 22:9 / 14:4…etc), solo que nos aconseja a hacerlo de una forma justa, esforzada e inteligente, no con maldad ni tratando de llegar a lo más alto a cualquier precio.
Ejemplo Práctico: Imaginemos un grupo de 20 trabajadores de un servicio de paquetería del tipo Correos, MRV, o parecido, de los cuales 16 de ellos realizan 24 paquetes de envío diarios, 3 realizan 20 paquetes de envío y una chica cristiana realiza 40 paquetes todos los días.
La diferencia reside en que mientras que la mayoría está fumando, charlando con unos y otros en lugar de trabajar, atendiendo a llamadas telefónicas de su teléfono personal o tratando de hacer lo mínimo porque no le apetece, esta chica cristiana hace todo para la gloria del Señor y se toma su trabajo en serio. ¿Qué crees que opinarán sus compañeros al final del mes cuando se hagan públicos los resultados del trabajo de cada uno y cómo crees que actuarán en resto de sus compañeros?
Según Abimelec: Criticarán su trabajo, dirán que los paquetes de la chica cristiana no están igual de bien hechos que los demás aunque esto no sea cierto, le harán la vida imposible tratando de que su nivel de trabajo baje lo suficiente hasta que se ponga al mismo nivel que el resto (Campana de Gauss).
Según la Palabra: los 19 compañeros reconocerán el esfuerzo, sacrificio y buen trabajo de su compañera y le imitarán en esfuerzo y conducta hasta dar lo mejor de si mismos porque entienden que es lo correcto.
¿Cuál es el método que habrías escogido tú en tu corazón?
4- Analizando la tentación de Jesús (Mateo 4:1-11 / Marcos 1:12-13 / Lucas 4:1-13)
Versículo 1
La Palabra dice que Jesús es llevado al desierto para ser tentado. ¿Qué quiere darnos a entender la Palabra cuando dice que fue llevado al desierto? ¿Qué es para Dios un desierto?
Un desierto es un lugar en el que no hay nada en absoluto y cuyo camino conduce a una muerte segura pasando por los peores padecimientos si es que no se encuentra un oasis a tiempo. De esta forma entendemos que tras 40 días de ayuno en el desierto, Jesús se encontraba cansado, casi extenuado, magullado, hambriento y totalmente dolorido. Su cuerpo había llegado hasta el límite de su resistencia humana y ahora que era vulnerable, satanás iba a probar suerte.
De la misma forma que sucedió con el Señor Jesús, el enemigo no va a atacarnos en aquellas parcelas de nuestra vida en las que nos sentimos más fuertes ni en esos momentos en los que creemos ser invulnerables sino todo lo contrario, sus ataques suelen venir en las parcelas de nuestra vida en la que nuestra fe no es la más fuerte o nuestro momento personal no es el óptimo. Es curioso y gratificante caer en el detalle en que Jesús venció a la tentación en el propio terreno de la tentación. Satanás eligió el lugar y las formas de tentarle y en el mismo desierto donde toda una generación de israelitas sucumbió, nuestro Señor salió victorioso, ¡sigamos Su ejemplo!
Al margen del gozo anterior y retomando lo que se ha hablado con anterioridad, las tentaciones no dejan de ser pruebas que nos sirven para demostrar si verdaderamente somos hijos de Dios o por el contrario le rechazamos a la primera de cambio (sirven para demostrar si aquella fe que decimos profesar es verdadera o no). Como todos sabemos, unas veces será el enemigo quien nos trate de tentar, otras, y recordando lo dicho en Santiago 1:13-14, serán nuestras propias pasiones y concupiscencias, y puede que también, así como le sucedió al pueblo de Israel en Deuteronomio 8:2, sea el Señor quien nos lleve a ese desierto para que dejemos allí las cosas que no deben pasar con nosotros a la tierra prometida.
Tengamos en cuenta que nunca podremos demostrar nuestra obediencia si no tenemos oportunidad de ser desobedientes.
Versículos 3 y 4
Como podemos leer en el relato, Jesús estaba siendo tentado de una de las formas de las que hemos hablado con anterioridad, precisamente en la necesidad física que estaba experimentando en ese preciso instante, el hambre.
Tener necesidades físicas por satisfacer no es malo porque Dios las puso ahí; el problema viene cuando surge la oportunidad de satisfacerlos fuera de tiempo. Llegado hasta ese punto, Jesús estaba hambriento y estoy convencido de que si hubiese sido uno de sus discípulos quien le ofrecía el pan y la situación no hubiese sido la de la tentación de satanás, Jesús lo habría aceptado de buen agrado, pero sabía que su humanidad y dependencia de Dios estaba siendo probada y no estaba dispuesto a ceder.
Si Jesús hubiese aceptado la oferta del enemigo se le habría pasado el hambre pero se estaría convirtiendo en dependiente de satanás y no de Dios, o lo que es lo mismo, su siervo. Si vamos a Proverbios 22:7 (“El rico se enseñorea de los pobres, el que toma prestado es siervo del que presta) podemos ver de forma simbólica que Jesús siempre hubiese estado en deuda con satanás por haberle ofrecido la forma de acabar con su hambre y los hijos de Dios no estamos llamados a estar en deuda con el enemigo sino a dar gracias a Dios por nuestro sustento diario y la vida eterna que en Él tenemos.
Por otro lado, también era necesario que Jesús declinase la oferta del enemigo para que se pudiese cumplir lo escrito en Hebreos 4:15 (“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”), demostrando así que el Señor estaba por encima de las tentaciones del enemigo.
En contraposición a la oferta de satanás, Jesús recurrió al único recurso que realmente merecía la pena de todos los que podía tener a mano. Podía haberse inventado alguna excusa, mentido o darle largas como solemos hacer nosotros en situaciones similares pero fijaos que acudió a la Palabra, ya no solo en esa ocasión sino en las demás, para encontrar el valor, la seguridad y la fortaleza que necesitaba y así descansar en Dios y en la seguridad de que lo dicho por Él nunca falla. Él es fiel y no se olvida de ninguna de nuestras necesidades.
Ejemplo práctico: Imagina que eres una persona que necesita trabajar y por el momento no encuentra nada. Tienes una familia que mantener y las cosas comienzan a ponerse feas en tu estimación mental de provisiones y de repente suena el teléfono. Al otro lado, un empresario que dice haber visto tu perfil y se interesa en contratarte así que concierta una entrevista personal contigo. El día de la entrevista llega y os reunís, él parece entusiasmado en contratarte por el buen perfil que tienes pero alude a problemas de solvencia para ofrecerte trabajar sin contrato, es decir, cobrando en dinero “no declarado”. ¿Qué deberías hacer en esa situación, aceptar el trabajo o rechazarlo? (Pregunta al público)
Versículo 5
En este versículo vemos cómo Jesús es puesto sobre el pináculo del templo. Tratando de describir el lugar en cuestión, hemos de saber que el pináculo era la parte más elevada del propio templo. Desde allí podía ver una gran extensión de terreno y de igual manera una gran multitud podría verle allí subido. De esa manera, llevado a lo más alto y allí donde podía ser admirado por todos los que le pudiera ver, el orgullo, la vanagloria y la soberbia estaban probando al Señor.
Ejemplo para comprender: Para entender esto, es necesario que imaginemos algo similar. Imagina que ves a alguien subido en lo más alto del edificio más alto de tu ciudad y parece que está dispuesto alanzarse al vacío. De repente corre la voz y la multitud comienza a agolparse en torno a ese hombre que parece decidido a saltar. Sin avisar a nadie, salta al vacío y cuando todos están con el corazón a sus máximas pulsaciones al ver la muerte inminente de ese desconocido, resulta que unos ángeles frenan su caída y le salvan.
La reacción normal de la muchedumbre hubiera sido quedarse perplejos y haber reconocido a ese hombre como un “superhombre” o algo por el estilo, pudiendo aumentar el ego del saltador, y en parte, esta era una de las intenciones de satanás, aunque no la única.
Versículos 6 y 7
En esta ocasión, y puestos en situación con respecto al versículo anterior, cita de nuevo las Escrituras con la intención de forzar que Jesús tentase a Dios a demostrar Su existencia por lo que el Salmo 91:10-12 decía (“No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”). Esto que acabamos de leer en realidad se trataba de todo un desafío.
Tras haber subido a Jesús al lugar más alto, y haber hecho una mala interpretación de la Palabra con respecto al contexto de esa situación, satanás trataba de animar a Jesús a tentar a Dios, es decir, a desafiar si lo que las Escrituras decían era cierto o no (desafío para que rescatase a Jesús en mitad de su caída libre desde lo más alto del pináculo del templo).
Ejemplo Práctico: Imagina que te subes a lo más alto del Empire State y desde allí contemplas en suelo a varios cientos de metros bajo tus pies y un amigo que va contigo te recita el mismo versículo que satanás le citó a Jesús. ¿Qué crees que sucederá si saltas al vacío?
La respuesta ante esta situación es la misma que dijo Jesús ante el enemigo: “No tentarás al Señor tu Dios (Deuteronomio 6:16).
En la Palabra encontramos ocasiones en las que ciertas personas “prueban” a Dios para saber si lo que están viendo u oyendo es Su voz y no otra. Si vamos a Jueces 6:36-40 podemos leer la historia de Gedeón en la que a través de un vellón de lana trata de probar si lo que siente que tiene que hacer es suyo o viene de parte de Dios. En este caso, Gedeón busca la dirección de Dios debido a una necesidad importante para él mientras que lo que satanás estaba sugiriendo a Jesús era probar a Dios por mero placer pues no había necesidad alguna. Esto nos enseña a no ser necios a la hora de actuar pues aunque haya versículos que apoyen un determinado pensamiento, quizá el contexto no es el adecuado. Volviendo al ejemplo del Empire State, saltar sería necio aunque la Palabra diga que sus ángeles nos guardarán pues nadie te mandó subir ahí, así que cuidado con las malas interpretaciones de la Palabra.
Para hacer un poco más de hincapié en este asunto, pues lo considero de vital importancia, deciros que cuidado con la interpretación que hacemos de las Escrituras. La Palabra se escribió con un fin y aunque es cierto que la mayoría de versículos tienen diferentes aplicaciones dependiendo de diferentes ocasiones (multiforme sabiduría de Dios), no hemos de usar la Palabra para servicio de nuestros propios intereses.
Ejemplo Práctico: Pudiera suceder que un amigo, un hermano o un familiar, llega a ti invitándote a hacer algo que en principio no te parece correcto. Es posible que su invitación venga acompañada con algún versículo o con razones que parezcan suficientes para hacerlo pero sigues estando desconforme, de manera que te aconsejo que no lo hagas pues si en tu interior algo te hace estar así, recuerda lo que dice 1 Juan 3:20 (“Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y Él sabe todas las cosas”).
Imagina que trabajas con un amigo en una tienda de alimentos y antes de salir del trabajo a última hora del día te acompaña a las cámaras frigoríficas y te sugiere que te lleves comida a casa porque se va a caducar y tendrán que tirarla. Ahora estás pasando un mal momento económico y la comida te vendría genial para alimentar a tu familia pero hay algo en la situación que te hace estar incómodo. En ese momento tu amigo nota tu incomodidad y te anima a llevártela porque es una pena que se tire con la cantidad de gente en el mundo que hay pasando hambre, bien, quizá no sea lo mejor el hecho de tirar la comida pero medita en qué es peor, si eso o robar, pues la comida no es de tu propiedad ni la de tu amigo.
Otra cosa es que el encargado de la tienda o el mismo dueño te dé permiso de llevarte algo a casa antes de que caduque, entonces sí que podrías cogerlo, pero sin la autorización de aquellos que tienen potestad para dártelo no deberías aceptar ni coger nada.
Versículos 8-10
En los versículos anteriores, y cumpliendo con todo lo que hemos estudiado hasta el momento, vemos que Jesús es tentado en cuanto a sus necesidades físicas como en la vanagloria personal al tratar de probar a Dios. Ahora lo estaba siendo en cuanto a las cosas materiales.
El enemigo le estaba ofreciendo todos los reinos de la tierra y la gloria de ellos, le ponía en bandeja la plenitud de la tierra, pero ojo, con la misma condición con la que nos ofrecerá el mundo a nosotros “Todo esto te daré, si postrado me adorares”.
La Palabra nos enseña en Lucas 16:13 que “No se puede servir a Dios y a las riquezas”. Esto no quiere decir que Dios no quiere prosperar tu camino, sino que no quiere que tengas dependencia de las riquezas del mundo sino que le reconozcas a Él como aquel que te las otorga.
De nuevo Jesús es llevado a una zona elevada, ¿Con qué intención? La única intención era que Jesús pudiese ver más lejos, de manera que la vista, hasta donde alcanzaba en el horizonte, pudiera ver riquezas sobre riquezas, todo un mar de bienes materiales pero carentes de sustancia espiritual.
Por otra parte, y analizando el versículo 10 de forma conjunta a lo que pone en Lucas 4: 13 (“Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo”), vemos dos cosas:
1- Que Jesús vuelve a utilizar la Palabra para hacer que el enemigo huya.
2- Que el enemigo deja de tentarnos una vez que resistimos pero eso no significa que no vaya a regresar.
Como si de un mosquito en mitad de una noche de verano, el enemigo regresará zumbando para ver cuando puede picarnos de nuevo, y así una y otra vez mientras nuestros cuerpos estén en esta tierra.
Este no debe ser motivo para rendirse y ceder a la tentación cuando se nos presente sino que ha de ser razón para que nos armemos de valor, adquiramos más conocimiento de la Palabra y resistamos así como Jesús resistió.
5- Preguntas Frecuentes:
5.1- ¿Podemos ser tentados cuando más fuertes estamos?
Si leemos el capítulo 18 del libro de 1 Reyes encontraremos la respuesta a esta pregunta en la persona del profeta Elías.
En Monte Carmelo, y ante la presencia del rey Acab y el pueblo, demostró la existencia de Dios de una forma milagrosa (Dios consumió la ofrenda que él había preparado y no la de ninguno de los otros “profetas”); humillando así a los 450 falsos profetas de Acab y a los 400 de Jezabel.
Por si esto fuese poco, al margen de dar muerte a los 950 falsos profetas, también profetizó acerca de los tres años de sequía, algo increíble. Sin lugar a dudas, esto debió suponer un aporte de moral importante para él, pudiéndose sentir invulnerable bajo el cobijo y favor de Jehová pero si leemos lo que sucede en el capítulo 19, nos daremos cuenta de una realidad que puede afectarnos a nosotros de la misma forma que le afectó a él.
Cuando más seguro se sentía y satisfecho por su trabajo, el enemigo, en este caso de manos de Acab y su esposa Jezabel, trató de echarle mano, tanto que se vio obligado a huir del lugar y permanecer escondido en un lugar lejano durante un tiempo. Así nos puede suceder a nosotros, y esto no es señal de que Dios no nos ampare sino que nos recuerda que seguimos viviendo en un mundo controlado por las huestes de maldad y esa es una realidad espiritual, aunque tan cierta como la realidad de que Dios no va a permitir que nos pase nada si escuchamos Su voz y seguimos Su consejo, como hizo Elías al huir al lugar donde Dios le dijo y hacer lo que Dios le dijo para escapar de la mano de Jezabel y Acab.
Recuerda Proverbios 16:18 (“Antes del quebrantamiento es la soberbia y antes de la caída la altivez de espíritu”) para vivir confiando en Dios y no en nuestras propias fuerzas.
Ejemplo práctico: Vamos a suponer que eres una persona a la que Dios ha bendecido con una gran voz y buenas dotes para la interpretación en lo alto de un escenario. Un día, durante el tiempo de alabanza, uno de los líderes de tu iglesia te escucha y tras quedar asombrado te sugiere que te unas al grupo de alabanza. Sin lugar a dudas, aceptas el ofrecimiento porque es algo que te llena y te hace ilusión, sobre todo porque sirve para dar gloria a Dios y eso te entusiasma.
Cuando actúas por primera vez, te sientes contenta de cómo ha salido todo de bien y al bajar del escenario sucede algo que no esperabas, la gente de la iglesia comienza a aplaudirte y felicitarte en lo personal y eso te gusta más de lo que imaginabas en un principio.
Con el tiempo, esos elogios que recibes del resto te llevan a pensar que eres tú y son tus medios los que han hecho posible tu contribución en la alabanza, llegando a creer que el grupo de alabanza no es el mismo desde que estás tú y que sin ti no suenan tan bien, menospreciando internamente al resto de tus hermanos. ¿Crees que esto estaría bien? Pues mucho cuidado porque la tentación también puede presentarse cuando uno más fuerte se siente.
¿Puede alguien cercano servir de elemento tentador?
La respuesta es sencilla, sí.
¡Qué sencillo suele resultarnos rechazar la tentación cuando esta viene de manos de un extraño! Pero en cambio, si meditamos en ello, qué complicado es percatarse de cuando la tentación se presenta de manos de alguien de nuestro entorno más cercano. ¿Por qué sucede esto? La explicación es sencilla; cuanto más cercano nos resulta, más confianza hemos depositado en la persona y por ende más fácil es bajar la guardia. Veamos un ejemplo:
Ejemplo Didáctico: Vamos a imaginar que una persona tiene como un antivirus de ordenador instalado en su interior y que sirve de elemento de seguridad contra amenazas de fuera. En nuestro caso, imagina que ese antivirus consta de 3 niveles de seguridad diferente, como si fuese una valla que impide que determinadas personas accedan a ti.
Bien, ahora vamos a imaginar que se nos acerca una persona a la que no conocemos de nada y su aspecto no nos da mucha confianza. Viene con la intención de hablarnos mal de algo que ha visto en uno de nuestros hermanos de la iglesia pero nosotros desconfiamos de él y no prestamos nuestros oídos a lo que nos dice, de forma que se queda en la tercera valla o nivel de seguridad.
Algo similar sucede cuando viene un conocido (compañero de trabajo, del cole, hermano de la iglesia con quien no tenemos demasiado trato) a contarnos algo del estilo. En este caso le dejamos pasar ese nivel de seguridad externo pero le frenamos en la segunda valla porque no nos da la confianza suficiente como para permitirle entrar en nuestro entorno más íntimo.
Ahora se acerca un familiar o alguien más íntimo y por la cercanía y confianza que sentimos hacia ellos, le dejamos que cruce el nivel 3 y 2 pero se detiene en el 1 porque siguen sin estar en lo más íntimo de nuestro ser. Ese nivel íntimo del que hablo se refiere al lugar que ocupa tu pareja, esa persona con la que compartes todo, hasta tus intimidades.
Con lo dicho hasta ahora, es de suponer que no es igual de fácil acceder a las personas, que esas “barreras imaginarias” sirven para guardarnos de posibles amenazas pero constatamos también que no vivimos en un estado de invulnerabilidad pues hay personas que acceden a distintos niveles de nuestra confianza y por ende pueden acceder a nuestra intimidad y allí sembrar algo cuyo fruto no siempre va a ser bueno.
¿Cómo combatir la tentación?
Buscando en la Palabra, encontramos varios ejemplos que nos sirven para combatir la tentación ya que, como hemos visto, evitarla no siempre es posible.
Mateo 26:41 → “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Leído el versículo, nos percatamos de que Jesús nos manda hacer dos cosas si no queremos entrar en tentación. La primera de ellas es velar. Con ello nos quiere decir que permanezcamos vigilantes y nunca confiados pues como ya hemos visto a lo largo de todo el estudio, la tentación puede presentarse de manos de cualquiera.
En segundo lugar encontramos en la oración un método muy eficaz para salir de la tentación, combatirla o evitarla cuando esta se presenta. Para más apoyo e información de cómo orar podemos encontrar el ejemplo que el propio Jesús nos da en Mateo 6:9-15.
Ejemplo práctico: Imaginemos que somos como una linterna que en su interior tiene unas pilas que sólo se recargan cuando estamos en la presencia de Dios. Al despertarnos por la mañana vamos emitiendo luz que nos sirve para ver venir las tentaciones y así poder hacerles frente. Con el paso del tiempo, la batería de las pilas se va descargando y somos más vulnerables a la tentación pero nos encerramos en nuestra habitación a tener un tiempo de oración con nuestro Padre y salimos con las pilas a tope. ¿Sencillo de entender verdad? Cuanto más conectados a Dios estemos, más luz emitiremos para iluminar y ver bien lo que hay en nuestro camino.
También es bueno que seamos sabios y evitemos posibles situaciones que se puedan dar en nuestro entorno y que de seguro nos llevarán a pecar. La Palabra nos dice en Proverbios 22:3 “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño” así que cuidémonos de acercarnos a los lugares o ambientes que sabemos que son peligrosos.
Ejemplo práctico: Imagina que esta tarde hay botellón a las 20:00 en el parque donde suelen quedar los jóvenes de la ciudad para beber y eso. Un amigo te ha invitado a ir porque es su cumpleaños y dice que le hace especial ilusión verte allí. Lo sabio en esta ocasión, es no acercarte por el parque a pesar de lo especial que sea para tu amigo verte bebiendo, fumando o simplemente estar en un ambiente inadecuado; pues recuerda que es preferible obedecer a Dios y satisfacerle a Él viviendo en santidad que complacer a nuestros amigos.
No menos importante a todo lo anteriormente visto, es que leas la Palabra con asiduidad ya que haciéndolo renovarás tu mente y entendimiento, echando fuera las cosas que hay en ella y no vale y poniendo en su lugar valores del Reino que tan beneficiosos nos resultan.
Evidentemente, la práctica de todos los consejos anteriormente explicados requerirá de ti que seas una persona seria, disciplinada y constante; porque de lo contrario te resultará más difícil conseguir el objetivo marcado.
También es bueno que te reúnas con personas que opinan como tu y compartan tu fe en el Señor Jesús; de esta manera tendrás la oportunidad de hablar y escuchar de Él y eso siempre es edificante a la par de gratificante.
Sin lugar a dudas, hay que añadir el siguiente consejo: No prestes tus oídos, tus ojos y tu tiempo a cosas que no te interesan desde el punto de vista de Dios. Por ejemplo, pasarte el día viendo programas de la tele que fomenta malas conductas como el divorcio, la promiscuidad sexual, la falta de respeto a los padres y mayores en general y un largo etc…Hará que te sea más fácil adoptar esas conductas que observas para tu propia vida.
Para finalizar la lista de consejos, y seguro que hay más, decirte que es bueno que te fijes en el ejemplo de personas que se esfuerzan en andar en integridad para que su ejemplo te motive a ti también a hacer lo mismo.
Más consejos bíblicos al respecto
– Vencer la tentación orando (Mateo 26:41) (Lucas 22:40 y 46)
– Resistir firmes en la fe (Santiago 4:7) (1 Pedro 5:9)
– Huir del pecado y todo lo que lo incita (Mateo 5:22 / 28-37 / 6:19 / 24) (1 Corintios 6:18 / 10:14) (1 Tito 6:11) (2 Tito 2:22)
Dios le bendiga.
Sergio Belmonte