Sea bienvenido a este estudio que tiene por propósito, siempre con la bendición de Dios, aumentar su entendimiento sobre algunas de las posibles razones por las cuales sus oraciones parecen no ser contestadas como usted espera que lo sean. Para ello, se adjunta la siguiente tabla resumen, la cual le guiará a lo largo del presente estudio:
Apartado | Descripción del Contenido |
1 | El desafío y la bendición que pueden suponer las oraciones no contestadas |
2 | 16 posibles razones por las cuales las oraciones pudieran no ser contestadas |
1- El desafío y la bendición que pueden suponer las oraciones no contestadas
Lo primero y esencial que todo creyente debe reconocer, es que en la soberanía de Dios, nunca se conocerán la plenitud de las razones o causas por las cuales Dios parece no contestar a sus oraciones, y si bien en este estudio se adjuntan hasta un total de 16 posibles causas, éstas pudieran ser más.
Visto esto, quizá no sea tan preciso decir que Dios no contesta a las oraciones. Quizá en este caso sea más preciso que Dios siempre contesta aunque no siempre como el creyente espera. En ocasiones su respuesta es un “sí”, en otras es un “no”, o en otras es un “espera” y es que se recomienda no perder de vista que Dios es el soberano (en su plenitud y perfección de atributos) y el hombre es el siervo necesitado (en su imperfección), de forma que es el siervo quien se pliega a la voluntad de Aquel a quien sirve y no al revés.
Respecto de las oraciones contestadas, así como de las no contestadas, no siempre es posible sacar patrones que se repitan el 100% de los casos y que sirvan al creyente para hacer un muestrario de reglas y normas que impliquen que las oraciones vayan a ser contestadas. Siempre hay una interacción de factores que se influyen entre sí que pueden estar favoreciendo o estorbando la intervención Divina en su vida, como puede ser el pecado, la vida inmoral, las relaciones desordenadas y tantas otras cosas de las que más adelante se hablará.
Es el caso, por poner un ejemplo, de la oración realizada por un superviviente de las Torres Gemelas, el cual testifica haber levantado una oración a Dios en su momento de mayor necesidad. Dios libró de la muerte a esta persona, pero ¿qué sucedió con las miles de personas que murieron aplastados por los edificios? Sin duda muchos de ellos también levantaron una oración, ¿Por qué no fue su oración contestada? Este es un interrogante que demuestra que las oraciones contestadas no explican el por qué hay otras que no lo son y viceversa.
En lo que sí se puede estar seguro es que la “gestión” de las oraciones levantadas a Dios no ha de ser nada simple, ya que éstas no siempre son realizadas por el hombre con la mejor intención, y es Dios, quien deseando lo mejor para la humanidad, contesta en relación a lo que sí debe ser contestado.
Se puede ver un ejemplo de lo hasta aquí expuesto en la película “Bruce Almighty”, la cual es una representación hollywoodiense de lo que podría suceder si Aquel que se encarga de contestar las oraciones de la gente dijese que sí absolutamente a todo.
En esta película se puede observar a Bruce, una persona que por causa de una serie de contratiempos en su vida levanta una queja contra Dios, exclamándole que “Él podría solucionar su vida en cinco minutos si quisiera”. Es en ese instante en el que, según la película, Dios decide dejar que Bruce trate de ser Dios por una semana para ver si consigue hacer las cosas mejor que Él.
Como seguro se imaginará, Bruce metió la pata grandemente. En respuesta a todas las personas que habían orado para que les tocase la lotería, Bruce les contestó afirmativamente. Esto incluía a más de 400.000 personas, de forma que el premio gordo para cada afortunado no ascendía a más de 17 dólares, una miseria.
En otra ocasión, y con ánimo de ser romántico con su novia, Bruce decide acercar a la Luna a la Tierra, lo cual causa un tremendo tsunami en Japón con la pérdida de miles de vidas.
Como seguro habrá concluido, no es sencillo ser Dios, ni responder que sí a todas las oraciones que se levantan son siempre la mejor de las decisiones. Es por esto que en su presciencia de qué resultará en lo mejor, así como en su derecho de juicio y justicia, Dios decide responder “sí, no, o espera” a las oraciones que llegan hasta su trono.
2- 16 posibles razones por las cuales las oraciones pudieran no ser contestadas
Antes de comenzar, se hace preciso aclarar, por si aún no está lo suficientemente claro, que lo teológicamente correcto no es decir que Dios no contesta las oraciones sino que las contesta aunque la respuesta no sea la que la persona que ora espera. En este sentido, se encuentra un enlace con algunos textos bíblicos relacionados que le ayudarán a la comprensión de lo que se acaba de exponer.
Los citados textos bíblicos utilizan expresiones como “Yo no oiré su clamor” (Jeremías 14:12 / 11:14 / Isaías 1:15) o similares. Estos versículos no indican que Dios no oiga las oraciones de las personas. Decir que Dios no oye es negar su atributo de omnisciencia, el cual nos indica que Él todo lo sabe, en parte, porque todo lo oye.
Lo que estos versículos implican es la acción favorable de Dios en aras de bendecir a aquellos que levantan la oración, es decir, Dios está diciendo algo así como “aunque escucho vuestras oraciones, no voy a actuar favorablemente ante ellas”. Esto es por causa del pecado de la nación (en referencia a los textos bíblicos indicados más arriba) u otras consideraciones que se pasará a analizar.
Llegados a este punto, y para que le sirva a modo de consulta, se adjunta una tabla en la que podrá ver aquellas cuestiones que a la luz de las Sagradas Escrituras pueden ser algunas de las posibles razones por las que Dios parece no contestar las oraciones.
Orden | Posible motivo por el que las oraciones no son contestadas | Referencias bíblicas que lo apoyan |
1 | El pecado no confesado o la desobediencia | Éxodo 23:25 / Números 12:10 / Salmo 66:18 / Proverbios 28:13 / Isaías 1:15-16; 59:2 / Juan 15:7 / Santiago 5:16 / 1 Juan 3:21-22 |
2 | Falta de fe | Mateo 17:20; 13:58; 15:21-28 / Marcos 6:5-6; 9:23; 11:22-24 / Santiago 1:5-7; 5:15 |
3 | Violar las leyes de la naturaleza | Romanos 12:1 / 1 Corintios 3:16-17; 6:19-20 / Gálatas 6:7 |
4 | Tiempo señalado para morir | Eclesiastés 3:2 / Romanos 5:12 / 2 Corintios 5:8 / Hebreos 9:27 |
5 | Falta de preocupación social | Proverbios 21:13 / Isaías 58:3-9 / Malaquías 3:5 y 16 |
6 | Las relaciones domésticas y sociales pobres | 2 Reyes 20:3-5 / Job 42:10 / Malaquías 2:13-16 / Gálatas 4:19 / 1 Pedro 3:7 / 1 Corintios 11:29-30 / 1 Juan 2:9 / Apocalipsis 3:16 |
7 | La falta de oración persistente y ayuno | Mateo 15:28 / Marcos 9:29; 11:23-24 / Lucas 11:1-13 / Hebreos 11:6 |
8 | Consecuencia de una corrección divina | Levítico 26:14-16 / Deuteronomio 28:15 / Salmo 119:6-7 / Proverbios 3:11-12 / Hebreos 12:6 |
9 | La falta de oración | Santiago 4:2 |
10 | Negación de la medicina como un medio de Dios para sanar la enfermedad | Mateo 9:12 / Colosenses 4:14 / 1 Timoteo 5:23 |
11 | No orar dentro de la voluntad de Dios | Lucas 1:20 / 2 Samuel 12:14-18 / Santiago 5:15 / 1 Juan 5:14 |
12 | Por causa de motivos impropios | Juan 5:14 / Santiago 4:3 / 1 Juan 5:14 |
13 | La oración era inapropiada | Mateo 17:1-8; 20:20-23 / Marcos 9:2-8; 10:35-40 / Lucas 9:28-36 |
14 | Una mala sincronización temporal | Salmos 103:3; 6:2-3; 41:3 / Mateo 25:36 / Hebreos 11:32-34 |
15 | El Reino no ha llegado todavía en su completa plenitud | Romanos 8:19-24 / 1 Corintios 15:52 |
16 | La soberanía de Dios | Juan 5:1-15 / Isaías 55:9 / Marcos 9:23 / Mateo 26:39 |
2.1- El pecado no confesado o la desobediencia.
Una de las consecuencias del pecado es la separación de Dios. Esto queda meridianamente claro desde que el pecado entró en el mundo ya en los tiempos de Adán. Anteriormente a la caída del hombre, Dios y la humanidad gozaban de comunión relacional, sin embargo, tras el pecado de Adán y Eva, ambos fueron privados de la comunión con el único y verdadero Dios Santo.
Es por esto que la persona que ora puede ver estorbadas sus oraciones por causa de su pecado, máxime cuando éste sigue sin ser confesado delante de Dios. De esto deriva que el creyente no puede vivir de una forma inmoral ya que cuando eleva sus oraciones está tratando de establecer una comunicación con Dios, y Éste es Santo, el cual exige la santidad de aquellos que conforman su pueblo.
Así pues, cuando una persona está orando mientras encubre su pecado, viviendo de forma inmoral, está malgastando su aliento a no ser que sea una oración de confesión.
2.2- Falta de fe.
A veces la oración puede no ser contestada, bien sea por la falta de fe de aquel que levanta la oración o bien por causa de la falta de fe de aquellos por quienes se ora. Esto queda evidenciado de forma clara en al menos dos textos bíblicos.
El primero de ellos tiene lugar cuando Jesús comisiona a sus discípulos para echar fuera demonios y sanar enfermos pero éstos no pudieron liberar a un joven epiléptico. Poco tiempo después, cuando Jesús bajó de la montaña, liberó al joven y reprochó a sus discípulos su falta de fe. En otra ocasión, se registra la escasez de milagros en la tierra natal de Jesús por causa de la incredulidad de todos y cada uno de los habitantes del lugar.
Es por esto que la fe es imprescindible. En este punto hay que añadir que la fe no es una cuestión de tenerla o no tenerla, como si de un don dado por Dios se tratase, sino que la fe es algo que se puede desarrollar en base a la práctica; basta una fe pequeña como un grano de mostaza para mover las montañas.
De esta manera, el cristiano que posee una fe débil, debe considerar pedir a Dios en sus oraciones que su fe sea aumentada y fortalecida, el cual da más abundantemente de lo que se le pide.
2.3- Violar las leyes de la naturaleza
Ya en el inicio de la creación, Dios estableció una serie de leyes y preceptos que rigen la estabilidad del universo. La violación de lo establecido por Dios tiene sus consecuencias, las cuales pueden afectar de forma directa o indirecta a la persona trasgresora así como, llegado el caso, a las de su alrededor.
Un claro ejemplo de esto se encuentra en el pasaje de la tentación de Jesús. En una de las ocasiones se observa que satanás le incita a saltar desde lo alto del pináculo del templo para que en mitad de la caída libre fuese rescatado por los ángeles de Dios.
Si el Señor Jesús hubiese hecho caso de la incitación, entre otras cosas, habría violado la ley de la gravedad establecida por Dios en el que dice que todos los objetos son atraídos hacia el centro de la Tierra. De la misma manera, es fútil orar a Dios para que le ayude a adelgazar si tiene un consumo desmesurado de alimentos o pedirle que le libre de suspender un examen si apenas ha abierto un libro.
2.4- Tiempo señalado para morir.
Cuando Adán y Eva pecaron, una de las consecuencias fue la aparición de la muerte corporal para todo ser humano. Esto implica que toda persona, independientemente de la edad que tenga, debe acudir a esa cita. De hecho, hasta el momento, la tasa de mortalidad es del 100 % de generación en generación, y seguirá siendo así hasta que el Señor venga a por su iglesia en el rapto.
Cuando Dios promete la sanidad de los creyentes, éstos deben verla principalmente como sanidad espiritual, la cual se completará en sanidad física cuando, tras la muerte y resurrección, el cuerpo sea glorificado. Es por esto que la muerte es el vehículo que Dios utiliza para traer la sanidad completa en la vida de los creyentes, ya que sólo a través de la muerte es que se puede abandonar este cuerpo carnal y caído en pecado para reunirse en la presencia de Dios a través de la sangre de Cristo.
Es así que hay casos en los que orar por una sanidad para prolongación de la vida puede no ser contestada como uno espera, ya que la prolongación de la salud terrenal nunca fue el sentido de la sanidad que Dios promete a su pueblo en la eternidad.
2.5- Falta de preocupación social
La Biblia advierte que la falta de preocupación por las personas de nuestro entorno puede ser una razón más que suficiente para que nuestras oraciones no sean contestadas. Esto incluye la atención de las necesidades de los huérfanos, las viudas, los pobres y todos aquellos que tengan algún tipo de necesidad que esté al alcance del creyente el poder suplir. Proverbios 21:13 dice con claridad que “El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído”.
Téngase en cuenta que una de las 4 misiones de la iglesia de Jesucristo es el realizar obras de compasión, a fin de mostrar la misericordia de Dios al mundo hacia aquellos que más lo necesitan. El no hacer esto fue una de las razones por las que las oraciones del pueblo de Israel no eran escuchadas. Ellos hacían ayuno y oraban con intensidad pero de nada servían sus oraciones hasta que no comenzasen a liberar a los oprimidos, a los quebrantados y ayudar a quienes lo necesitaban (Isaías 58:3-9)
Aquí se puede observar que Dios está comprometido con desarrollar un pueblo que refleje su carácter en este mundo, expresando preocupación y compasión por el afligido. Así pues, la preocupación social del que ora, tiene un impacto directo en su vida de oración.
2.6- Las relaciones domésticas y sociales pobres
Sin lugar a dudas, Dios está comprometido con la creación y mantenimiento de una comunidad cristiana auténtica, hecho que los creyentes no deben subestimar. Esto afecta a todas las áreas de la vida del creyente, ya que no se puede esperar tener la aprobación de Dios cuando uno mismo está tratando mal al prójimo.
Jesús dijo que cuando hacemos daño a alguien a quien estimamos menor que nosotros, es como si estuviésemos haciendo daño al propio Jesús, lo cual tiene su implicación directa en la vida de oración del creyente. De igual manera, Juan dijo que el que cree estar en luz y aborrece a su hermano, sin lugar a dudas sigue en tinieblas.
Por esto Pedro aconseja a los matrimonios a tener un buen trato mutuo con la finalidad de que las oraciones no sean estorbadas, o el caso de Malaquías, el cual dice que los que quebrantan sus votos de matrimonio a través del adulterio y el divorcio se arriesgan a que Dios cierre sus oídos contra ellos.
En conclusión, los creyentes deben tratar de estar en paz con sus hermanos y las personas de su entorno siempre que les sea posible. Es cierto que a veces no podrá ser así, por causa del fallecimiento de la otra persona o por su negativa de aceptar el perdón solicitado, pero eso no niega el hecho de que el creyente deba tratar de estar en paz en lo que a él respecta.
2.7- La falta de oración persistente y ayuno
Si la oración es esencial en la vida del creyente, la oración persistente y el ayuno no lo es menos. En una ocasión, los discípulos trataron de echar fuera el demonio de un joven pero no pudieron. Poco después Jesús liberó al muchacho y explicó a sus discípulos que ese tipo de género requiere oración y ayuno.
En esta ocasión, Jesús se refiere a una oración persistente por la necesidad que se observa. Esto queda claro en pasajes como la parábola del juez injusto en el que se insta a los creyentes a insistir en la oración, o en el pasaje de la mujer cananea que pidió sanidad para su hija poseída por un demonio, la cual insistió y rebatió hasta conseguir que Jesús sanase a su hija.
Es preciso que las oraciones sean persistentes ya que “aquellos que oran seis veces por algo por lo que había que orar siete veces, se quedarán sin recibir la bendición de aquello por lo que oraban si se detienen a mitad de camino”. Esto es un claro ejemplo de que aquellos que oran, deben tomarse la oración con seriedad.
4.8- Consecuencia de una corrección divina
Todas las personas, tanto creyentes como incrédulos, saben que cuando un árbol joven comienza a crecer torcido, sólo una intervención ajena a sí mismo puede ayudarle a enderezarse. En este caso se le suele colocar una vara recta y rígida a la cual se une el tronco para que ambos se alineen en la misma dirección.
Lo mismo sucede con el creyente y la corrección que viene de parte de Dios. La disciplina divina es manifestada claramente en diversos pasajes bíblicos en los que se insta al creyente a no desfallecer cuando es amonestado por parte de Dios ya que su disciplina siempre redunda en el bien del creyente.
Es por esto que, en ocasiones, el creyente debe considerar que su oración no contestada puede formar parte de un proceso de disciplina mayor, el cual le guiará a tomar decisiones más maduras o a reconducir su forma de plantear los problemas en los que se encuentra inmerso.
4.9- La falta de oración
Un error común en el mundo cristiano, es dar por supuesto que Dios contestará a las oraciones aun cuando éstas no se producen. Si bien es cierto que Dios conoce los deseos, anhelos, motivaciones, planes, proyectos e intereses de cada uno de sus hijos, no es menos cierto el hecho de decir que a Dios le place que se compartan con Él por medio de la oración.
No es por medio de la oración por la que Dios conoce las necesidades el creyente, sino que es por medio de la oración que el creyente deja constancia delante de Dios de cuan ferviente es su deseo de alcanzar aquello por lo que ora.
Téngase presente que Dios ha concedido la bendición al hombre de poder ser coparticipe de su obrar por medio de la oración. Por poner una analogía, es como si Dios quisiese construir una casa y permitiese al hombre poner ladrillos juntamente con Él en un trabajo cooperativo. Así es la oración, que sabiendo Dios las necesidades de material y el lugar donde colocar cada ladrillo, desea que el hombre forme parte de su hermosa obra.
4.10- Negación de la medicina como un medio de Dios para sanar la enfermedad
Qué bueno que Dios da conocimiento y entendimiento a los hombres en toda ciencia y necesidad. Esto es parte del carácter creativo y bondadoso de Dios.
Es por esto que los avances tecnológicos en diversos campos como la medicina, deben ser vistos como un instrumento de Dios en los tiempos que corren. Esto supone que la negación a usar los medios permitidos por el Señor puede constituir una negación de la aceptación de su gracia sobre el hombre. Es así que la Biblia reconoce el papel de los médicos como un instrumento útil y constructivo para la vida de las personas.
De esta manera, se observa que Lucas es llamado por la inspiración del Espíritu Santo como el “médico amado” y no como el “ex médico”, o el caso en el que la receta para aliviar el malestar de estómago del joven Timoteo es algo de vino.
No obstante, hay que reconocer que el abuso de los medicamentos puede tener consecuencias perniciosas para la salud, como el abuso a casi cualquier cosa de la vida. Sin embargo, el uso de medicación, siempre bajo prescripción médica, puede ser de gran utilidad para sanar las dolencias del cuerpo humano; y esto es bendición del Señor.
2.11- No orar dentro de la voluntad de Dios
Si bien es cierto que hay oraciones motivadas por razones loables que buscan el bien de las personas, no es menos cierto que a veces las oraciones del creyente tienen en cuenta los planes específicos que Dios tiene al respecto en una situación en particular.
Por poner un ejemplo, imagínese el caso de Zacarías (Lucas 1:20), el padre de Juan el bautista, el cual quedó mudo como consecuencia de su reacción de incredulidad ante la revelación que se le dio. Imagínese que usted es contemporáneo de Zacarías y que como creyente responsable tiene la posibilidad de movilizar en oración a miles de creyentes. El hecho de que usted y miles de personas más se hayan unido en oración a favor de Zacarías no haría que este recuperase su capacidad para hablar antes del tiempo decretado.
La voluntad de Dios en este caso para con Zacarías era tener una ocasión para tratar de forma personal con él y su incredulidad. En el supuesto caso de haber respondido a sus oraciones, dicho trato particular podría no haber tenido lugar, lo cual resultaría en perjuicio del propio Zacarías y sólo Dios sabe si también de la obra que su hijo juan iba a llevar a cabo.
Un caso similar se encuentra en la oración de Jesús en Getsemaní la noche en la que fue entregado a las autoridades (Mateo 26:39). Él dijo en oración “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa”. En la voluntad del Padre estaba el dar de beber la copa de la ira a su Hijo o el retirarla, sin embargo, Jesús añadió “Pero no sea como yo quiero, sino como tú”.
Él conocía que la única solución para el pecado del hombre pasaba por su sacrificio en la cruz, incluso a pesar del tremendo coste en dolor físico, emocional y espiritual. De no haber pensado en la salvación de la humanidad, Cristo mismo habría sido libertado del sufrimiento pero el problema del pecado habría quedado sin resolver.
Es por esto que hay ocasiones en las que, aun teniendo toda la fe del mundo, las oraciones del creyente no serán contestadas del modo que éste espera, ya que, al desconocer el conjunto global del plan de Dios, ignora muchas variables a tener en cuenta dentro de la divina respuesta, como puede ser el tiempo, las circunstancias que acontecerán, el trato especial que desea tener con esa persona, y otras cuestiones más.
2.12- Por causa de motivos impropios
En otras ocasiones, las oraciones del creyente pueden no ser contestadas por causa de que la motivación que le mueve está equivocada.
Por poner algunos ejemplos, imagínese el hombre que busca en oración que Dios le conceda a una mujer como ayuda idónea. En sus oraciones, el hombre pide que sea hermosa, que le haga feliz y que haga de él un hombre exitoso en la vida.
Visto lo anterior, parece una oración loable que sin duda muchos creyentes se han hecho. Sin embargo, el propósito del matrimonio no es que uno de sus miembros esté contento con su situación sino el que ambas personas sean transformadas a la imagen de Cristo Jesús.
Siguiendo con el ejemplo anterior, imagínese que Dios concede al hombre una mujer hermosa, que le dice a todo que sí y que tiene un carácter tan sumiso y amable que hace de la vida del hombre una delicia. Cuando llegan los problemas, ella siempre tiene palabras amables para su marido, nunca se fija en sus errores, ni le contradice cuando obra con imprudencia. Tampoco censura la forma de administrar su economía familiar ni le llama la atención cuando observa que su comportamiento no es tan adecuado como se espera en un creyente.
Es posible que si el ejemplo fuese real, el hombre fuese feliz, o al menos tuviese la sensación subjetiva de que todo le va bien en su matrimonio. En cambio, la realidad es que hay ciertas áreas de su vida que no están siendo tratadas y esto solo puede redundar en un mal personal y marital. Dios quiere matrimonios que aprendan a amarse el uno al otro, muriendo a la carnalidad individual y buscando el bendecir al otro, y sí, esto incluye la exhortación con amor del conyugue, así como la superación de las pruebas del día a día que traerán crecimiento para ambos.
Muy en relación a lo anterior, se puede encontrar oraciones que si bien parecen bien intencionadas, en realidad tratan de cambiar la responsabilidad personal. Siguiendo con el ejemplo del matrimonio, no es nada extraño encontrarse orando delante de Dios para que cambie a la otra persona en este u otro asunto.
Qué bueno es interceder delante de Dios por el conyugue, pero qué egoísta es cuando se pide a Dios que cambie al otro en lugar de pedir ser cambiado uno mismo. De aquí se infiere un interés por solucionar una situación conflictiva en base al cambio del otro y no una auténtica preocupación por asumir la responsabilidad que a uno le corresponde dentro del mismo conflicto. Es el ejemplo que Jesús utilizó cuando habló sobre la necesidad de centrar la vista en la viga del propio ojo en lugar de la paja del ojo ajeno.
2.13- La oración era inapropiada
En ocasiones las oraciones no son contestadas porque no son apropiadas. Éstas ignoran que Dios tiene en cuenta aspectos más profundos que la superficialidad con la que el hombre acostumbra a ver las cosas.
Por poner un ejemplo, imagínese el caso en el que unos aldeanos de Samaria le prohibieron el paso a Jesús y a sus discípulos (Mateo 20:20-23). La negación a cruzar por sus tierras despertó tal indignación en Santiago y Juan que ambos le pidieron a Jesús que enviase fuego del cielo para que consumiese a la aldea y sus habitantes.
Ellos habían pasado por alto que todos los hombres están hechos a la imagen de Dios y que éstos, aún en su incredulidad, necesitaban un plan de salvación para sus propias vidas. Tiempo más tarde, se puede ver que la predicación del Evangelio alcanzó a la tierra de Samaria y muchos fueron convertidos al cristianismo. Si Dios hubiese atendido a la petición frívola y egoísta de los discípulos, enviando fuego consumidor desde el cielo, ninguno de los samaritanos del lugar habría tenido la oportunidad de salvación.
¿Dónde estaba la gloria a Dios en la destrucción de los samaritanos?; ¿cómo avanzaría el reino de Dios?; ¿cómo serían ayudadas las personas en su situación de pecado?; ¿cómo crecerían espiritualmente los discípulos? Estas y otras preguntas son las que el creyente responsable se debe formular antes de levantar una oración que involucre a otras personas.
2.14- La sincronización podría no ser correcta
No es nada extraño que aun orando en la voluntad de Dios la respuesta parece no llegar. Esto es por causa de una mala sincronización en las oraciones del creyente.
En ocasiones, Dios responde a las oraciones, no con un “sí o no” evidente sino con un “todavía no o espera un poco más”. El ser humano es impaciente por crianza. Esto se ha demostrado en multitud de estudios psicológicos, los cuales afirman que el hombre suele escoger gratificaciones de menor valor pero inmediatas antes que gratificaciones de valor más elevado pero distanciadas en el tiempo. El hombre quiere ser premiado y lo quiere ya.
Este es un error común en el creyente, el cual trata a Dios como alguien que debe satisfacer sus deseos egoístas al instante. Si bien es cierto que Dios responde en el acto a ciertas oraciones en base a la necesidad de la persona u otras cuestiones similares, lo cierto es que también hay ocasiones en el que la demora a la respuesta de oración es lo más beneficioso para el creyente. Esto genera perseverancia en la oración, la cual a su vez le ayudará a desarrollar cualidades de carácter como por ejemplo resistencia, confianza, paciencia o sometimiento.
Tenga en cuenta que “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor” (Isaías 55:8), por tanto, si usted ve que su oración no es contestada, utilice ese tiempo para replantearse la motivación que le lleva a orar, cambie el motivo de su oración si observa que éste no es el adecuado y siga perseverando hasta que alcance la madurez que quizá Dios quiere trabajar en usted.
2.15- El Reino no ha llegado todavía en su completa plenitud
En ocasiones, es habitual encontrarse orando delante de Dios por la sanidad del mundo, la libertad de aquellos que son oprimidos y explotados, la conversión del mundo completo y tantas y tantas otras cosas que, si bien pone de manifiesto un corazón sensible al dolor y la necesidad por parte del creyente, no considera que el tiempo del fin del pecado aún no ha llegado y por ende el Reino de Dios en su plenitud completa.
Es el ejemplo del propio autor de este estudio, el cual suele orar por la conversión de los españoles, la cual afecte desde las autoridades estatales hasta la persona de cargo más humilde. Claro que es loable desear que el pecado sea erradicado del país que uno ama, pero se debe tener en cuenta que hasta que Cristo no venga a juzgar a las naciones, y hasta que la etapa de “cielos nuevos y tierra nueva” no sea efectiva, el pecado seguirá teniendo su efecto directo en las personas y por ende en el país.
Mientras haya pecado habrá mujeres cuyos cuerpos son explotados por hombres perversos y avariciosos. Mientras haya pecado, habrá niños que son obligados a perder su infancia e inocencia para traer el sustento que en casa se necesita por causa del reparto injusto de bienes en todo el planeta. Mientras haya pecado, habrá hombres y mujeres que se ven obligados a dejar la tierra que nacieron por causa de los conflictos armados que sólo obedecen intereses egoístas, en base a estrategias geopolíticas de dominación y autoridad. Mientras haya pecado…y tantas otras cosas más.
Claro está que es responsabilidad del creyente el seguir orando por estas y otras cuestiones, y nunca niegue el poder de la oración aun cuando usted no percibe que ésta sea contestada, pero no ignore que hasta que Cristo venga en poder y gran gloria, muchas de estas cosas continuarán siendo así, y el declive de las sociedades por causa del pecado seguirá su curso.
2.16- La soberanía de Dios
Como último aspecto a tener en cuenta, y aun viendo que su oración no es contestada por ninguno de los quince aspectos anteriores, considere que Dios en su soberanía puede tener razones distintas para no atender a sus oraciones como usted espera. Una cosa sí es segura, Dios tiene el conocimiento y control de la situación, y su respuesta siempre es la mejor dentro de las alternativas posibles.
Por poner un ejemplo, vea el caso en el que el Señor Jesús se encuentra en el estanque de Betesda. En aquel lugar había multitud de enfermos con distintos padecimientos pero Jesús sólo oró al Padre por la sanidad de un paralítico. ¿Por qué no oró por la sanidad de los demás? ¿Cuál era la razón por la cual la necesidad de ese paralítico y no la de otro merecía ser atendida?
La Biblia no da una explicación de esto pero sí deja meridianamente claro que Dios hace lo que quiere, con quien quiere y a quien quiere, porque Él es soberano. El creyente debe aprender que en lo espiritual hay “misterios” que superan el entendimiento del hombre y que en ocasiones basta con confiar en que Dios tiene el control de la situación y que quizá la alternativa de respuesta que Él dé sea mucho mejor de lo que cada uno de los creyentes imaginan.
Bien, llegados al final de este estudio, espero que le haya sido de provecho y ruego a Dios que le ayude a crecer en su vida de oración.
A Dios nuestro Padre sea la gloria en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el poder de su Espíritu Santo. Amén.